Cómo ser dominante en la cama

La dinámica del poder en el sexo es un aspecto que para muchas personas resulta altamente estimulante, y si quieres aprender a cómo ser dominante en la cama, este artículo te proporcionará algunas claves para conseguirlo.

Comprende la diferencia entre dominación y abuso

Antes de adentrarte en el mundo de la dominación sexual, es fundamental entender la diferencia entre una práctica consensuada y respetuosa, y un comportamiento abusivo. La dominación se basa en el acuerdo mutuo, la confianza y la comunicación constante entre las partes involucradas. Ambos deben sentirse cómodos con el rol asignado y, sobre todo, disfrutar plenamente de la experiencia.

Define tus límites y los de tu pareja

Para ser un buen dominante, debes tener muy claro cuáles son tus propios límites y respetarlos. Lo mismo aplica para los límites de tu pareja: nunca debes forzarla a realizar algo que no quiere hacer o que le resulte desagradable.

Una buena manera de establecer estas fronteras es a través de una conversación franca y honesta antes de iniciar cualquier actividad. Pueden poner en común sus deseos, fantasías y límites, y llegar a un acuerdo sobre qué prácticas llevarán a cabo y cuáles no.

Establece una palabra de seguridad

Una herramienta muy útil para mantener el control y garantizar el bienestar de ambas partes es establecer una palabra de seguridad que, al ser pronunciada, indique que es necesario detener la acción de inmediato. Puede tratarse de cualquier palabra fácil de recordar y que no sea común durante el acto sexual.

Aprende a dominar tu lenguaje corporal y verbal

El lenguaje corporal juega un papel crucial en la dinámica de poder dentro del sexo. Es importante transmitir seguridad y autoridad a través de tus movimientos y postura: mantén la espalda recta, mira a los ojos a tu pareja y procura que tus manos se muevan con determinación.

En cuanto al lenguaje verbal, debes encontrar las palabras y frases que te resulten más apropiadas y excitantes para dar órdenes a tu sumiso. No dudes en probar diferentes estilos de comunicación hasta encontrar aquel que mejor encaje contigo y con tu pareja.

Usa el tono de voz adecuado

Una vez que hayas encontrado las palabras apropiadas, es momento de trabajar en tu tono de voz. Un buen dominante debe hablar con firmeza, pero sin gritar ni faltar el respeto. Habla claro, directo y utiliza un volumen adecuado para que tu pareja comprenda lo que deseas.

Practica el arte de recompensar y castigar

En una relación de dominación-sumisión, tanto las recompensas como los castigos pueden ser herramientas muy efectivas para mantener el control y aumentar la excitación. Es importante que escojas qué tipo de recompensas o castigos emplearás en función del caso y de las preferencias de tu pareja.

Por ejemplo, puedes premiar a tu sumiso con caricias o palabras de aprecio cuando se comporte adecuadamente, o castigarlo con pequeños golpes suaves o negándole el placer si desobedece tus órdenes.

Respeta los límites establecidos

Aunque utilices castigos como parte del juego erótico, nunca debes sobrepasar los límites que acordaste con tu pareja previamente. La finalidad siempre debe ser proporcionar placer y diversión, y no causar daño físico o emocional.

Utiliza elementos y juguetes sexuales

El uso de accesorios y juguetes sexuales puede incrementar aún más la intensidad del encuentro y ayudarte a ejercer un mayor control sobre tu sumiso. Algunos objetos que pueden ser útiles en este sentido son: esposas, mordazas, collares, látigos, fustas o incluso velas de cera caliente.

Es fundamental utilizar estos elementos con precaución y siguiendo las instrucciones de uso adecuadas, para evitar cualquier riesgo de lesión.

La seguridad ante todo

Al igual que en cualquier otro aspecto del sexo, la seguridad es primordial en lo referente a la dominación. Asegúrate de informarte bien sobre cómo utilizar correctamente los accesorios y juguetes mencionados, y no dudes en consultar a profesionales del área si tienes alguna duda.

Adapta tus técnicas al gusto de tu pareja

Cada persona es un mundo, y lo que funciona con un sumiso puede no funcionar con otro. Por ello, es importante estar siempre atento a las reacciones de tu pareja durante el acto y adaptar tu estilo en función de sus preferencias y necesidades. No tengas miedo de experimentar e innovar: la comunicación constante entre ambos os permitirá ir ajustando vuestras prácticas hasta encontrar aquellas que resulten más placenteras para los dos.

En resumen, ser dominante en la cama implica conocer y respetar los límites propios y del otro, dominar el lenguaje corporal y verbal, aplicar recompensas y castigos de forma adecuada, emplear elementos y juguetes sexuales y adaptarse a las necesidades y deseos de tu pareja. Siempre teniendo en cuenta la seguridad y el consentimiento mutuo, esta experiencia puede ser altamente gratificante y excitante tanto para ti como para tu sumiso.

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